Conozcamos más sobre el Alzheimer

 

Los inicios del Alzheimer. Cómo poder identificarlos

 

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa dentro del cuadro de las demencias. Si bien el  signo más visible es la pérdida de memoria y la desorientación espacio-temporal, también empiezan a manifestarse síntomas comportamentales como cambios de humor frecuentes acompañados de irritabilidad, ansiedad, enfados, apatía, el ritmo del sueño se altera así como el apetitio; y síntomas de la percepción de la realidad, como los delirios y las alucinaciones que aparecen en una fase avanzada de la enfermedad.

      En los inicios de la enfermedad la persona comienza a tener problemas de memoria para recordar cosas que ha aprendido recientemente, comienza a tener una incapacidad para aprender conocimientos nuevos, olvidos que afecta a la vida diaria… es decir, se ve afectada primeramente la memoria a corto plazo. Estos signos que pueden considerarse leves, pueden achacarse con frecuencia a la vejez de la persona o a una situación de estrés. Poco a poco, los olvidos de memoria se van complicando con las dificultades para prestar atención, para recordar el significado de las palabras, dificultad en la percepción porque no puede reconocer qué es lo que está viendo (conocido como agnosia), por ejemplo, ve el objeto “jarrón” pero no sabe indicar que es un “jarrón”. Las dificultades en el lenguaje hablado y escrito comienzan a hacerse más visibles debido a una disminución del vocabulario. Aparecen dificultades en la realización de movimientos finos (lo que se conoce como apraxia), como el tejer.
En esta fase comienzan las dificultades en la orientación, por ejemplo cuando sale de casa para dar un paseo o realizar cualquier actividad de la vida diaria, que en un principio comienzan siendo esporádicas mezclándose con las dificultades anteriormente descritas. Si es un desarrollo progresivo y lento puede ser difícil para el familiar percatarse de que se está desarrollando una demencia. 

 

Cómo actuar ante estas manifestaciones de la enfermedad

 

En este momento, la persona afectada probablemente no tenga conciencia de enfermedad, o le cueste asumir que esté desarrollando una demencia y, por esta razón, niegue que esté teniendo dificultades. Es, en esta fase, cuando sería crucial que el familiar pudiera persuadir a la persona afectada para que hiciera una visita al médico y así realizar el diagnóstico diferencial. Esto es importante porque cuanto antes se haga, antes se podrá intervenir farmacológica y psicológicamente.

 

     Ante las desorientaciones que se producen cuando sale a la calle se pueden tomar medidas para prevenir que la persona pueda perderse. Pulseras con el teléfono de un familiar o colocar un dispositivo de GPS por el que sepan dónde se encuentra en cada momento, son medidas muy útiles. En este momento es muy importante mantener la autonomía del paciente y ayudarle en aquellas tareas complejas que él no pueda realizar, pero siempre dejándole su espacio. Puede empezar a aparecer sintomatología depresiva, bien por el mismo cuadro que representa el Alzheimer o por empezar a ser consciente de que sus capacidades cognoscitivas están viéndose afectadas por la enfermedad. De ahí, que sea de vital importancia que todavía conserve cierta autonomía. Para ello, se puede hacer un plan de rutinas con tareas simples, con horarios y planificación de las actividades que vaya a realizar para que ayuden al enfermo a ganar esta autonomía y a poder mantener las habilidades que todavía conserva. Estas habilidades se pueden potenciar para mejorar la calidad de vida de la persona, por ejemplo, si le ha gustado siempre jugar a las cartas, se puede dedicar un tiempo a realizar esta actividad. La autonomía hará que su autoestima mejore, trabajando de esa forma los síntomas depresivos que puedan aparecer.

 

     El enfermo de Alzheimer sigue sintiendo, sufre y es importante seguir tratándole como antes de la enfermedad, lo cual le ayudará en sus momentos de lucidez. Es importante evitar confrontaciones y discusiones porque pueden desestabilizarle más y crearle confusión. Tenemos que tener en cuenta que están perdiendo la capacidad para recordar, para identificar objetos e, incluso, reconocer personas, y para mantener un comportamiento organizando. Evitando discusiones se generará menos estrés para el cuidador y para el enfermo. Echar mano del humor ayuda a solventar muchas dificultades.

 

Lo síntomas descritos anteriormente comienzan a ser cada vez más frecuentes y a suponer mayores dificultades. La memoria a largo plazo comienza  a verse afectada, y poco a poco puede llegar a perder completamente la capacidad de comunicación. Su psicomotricidad se ve claramente dañada, con movimientos muy repetitivos y una marcha lenta. Pueden aparecer comportamientos agresivos y violentos hacia el cuidador o los familiares, porque su comportamiento ya es muy desorganizado y se convierte en una persona totalmente dependiente. 

 

El cuidador

 

Vivir de cerca el deterioro progresivo de un ser querido y más, cuando ese familiar se convierte en cuidador, puede repercutir seriamente en la salud psicológica y por ende, física. Por ello, es importante que se cuide al cuidador. La carga emocional que acarrea cuidar de una persona que sufre la enfermedad del Alzheimer puede ser muy estresante y sobrecogedora, sobretodo al principio. Por eso es muy importancia poder identificar las emociones que surgen en estos momentos:

  • Tristeza: se está dando cuenta de que está perdiendo a un ser querido, que ya no es cómo usted lo amaba y ve que esa pérdida es gradual y progresiva. Poco a poco tendrá que ir despidiéndose de esa persona que ve que está sufriendo.
  • Ira/enfado: puede estar dirigido al enfermo, a usted, al médico... La situación le cabrea porque siente que ya no puede más. Esto es debido a la no aceptación de la enfermedad. La tristeza puede expresarse muchas veces con esta ira porque la situación aparece como injusta e insoportable.
  • Vergüenza: muchas veces el enfermo tiene comportamientos inapropiados que pueden hacer sentir al cuidador incómodo. Es difícil que desde el principio no importe lo que piensen los demás, normalizando la situación y hablando sobre estos sentimientos puede verse con más naturalidad.
  • Culpa: puede deberse a todos estos sentimientos: tristeza, ira, vergüenza, que padecemos a causa del enfermo, por sentir que no se puede más y que se puede dar más de sí. Todos tenemos un límite y si no se trabajan estos sentimientos de ira y de tristeza la culpa puede ir en aumento.
  • Soledad: recluirse o dedicar todo el tiempo al cuidado de la persona enferma hace que lo anteriormente descrito se convierta en un círculo vicioso porque no se desconecta de esa situación de estrés. El cuidador necesita seguir teniendo su vida y poder hacer actividades satisfactorias

 

Es importante evitar que  recaiga toda la responsabilidad del cuidado del enfermo en una sola persona, aceptar la ayuda de los demás familiares y distribuirse las tareas, sería muy importante para evitar este círculo de sentimientos. Mantener una comunicación con la familia y explicar la situación desde el principio puede ser útil para no llegar a discusiones familiares por este motivo y llegar a una mejor organización, se ha de comprender que las situación en el hogar es diferente, como las necesidades de la persona enferma. Existen grupos de ayuda o de apoyo mutuo donde se puede hablar de estos sentimientos que ocasiona el cuidar a un enfermo de Alzheimer. Así, en ese espacio se podrán ir trabajando para ayudar a tramitarlos y que no afecten a su salud. Como se dijo anteriormente, hay que dedicar tiempo para actividades personales, poder liberar el estrés y desconectar de esa situación es vital para poder trabajar con menos presión. Del mismo modo, conocer los límites personales ayuda a saber hasta dónde uno puede llegar y así no cargarse con excesivo trabajo, el cuál no se podrá llevar a cabo. Por el contrario frustrará y estresará más. Hay que diferenciar qué está en nuestras manos y qué no, porque no se puede controlar todo. Si usted no se cuida, no puede cuidar de alguien enfermo y es el primer paso para empezar a realizar un trabajo de estas características.